BAD SANTA


Es la noche antes de Navidad. Y en un centro comercial cualquiera miles de niños alegres y risueños esperan impacientes su turno para pedir a Papa Noel sus regalos de navidad. Sin embargo, parece haber un pequeño problema con el viejo afable y bonachón que se encuentra espanzurrado en un trono rodeado de renos de cartón piedra. Para empezar, esta mucho mas delgado de lo normal. En segundo lugar, apesta tanto a alcohol que podría provocarte una borrachera con solo olerle el aliento. Y, en tercer lugar… ¿esa mancha de sus pantalones no es PIS?
El problema de Willy T. Stokes no es que de vez en cuando este borracho. Es que de vez en cuando no lo está. Lo único que le salva de acabar en una cuneta para que se lo coman los buitres es que es muy bueno reventando cajas fuertes. Cajas fuertes como la de los centros comerciales en días de fiesta. Así que junto con su compañero Marcus (un enano con mas mala hostia que Umbral y Fernan Gómez juntos) se dedica a saquear las tiendas, robar todo el dinero de las cajas y pegarse la vida padre el resto del año a la espera de las próximas navidades
Pero este año va a ser muy distinto: dos personas van a cambiar la vida de Willie para siempre. En primer lugar esta Sue (Laurel Graham), una camarera con un fetiche secreto: tirarse a cualquiera que vaya disfrazado de Santa Claus. Por otro lado está El Niño, un chaval rollizo claramente disfuncional que vive con la única compañía de su abuela (Cloris Leachman) que se pasa en estado comatoso cuatro quintas partes del metraje. El Niño cree que Willie es el verdadero Papa Noel, lo que le viene de perlas a éste para quedarse un ratito en su casa, vaciarle la bodega, el bar y encima, despacharse a Sue en al jacuzzi. Lo que sigue a continuación es una historia de traiciones, robos, espíritu navideño, sexo, sudor y mala baba contra enanos, mujeres obesas, homosexuales, niños y el modo de vida americano. Y contra todo el mundo en general.

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