PIRATAS DEL CARIBE


El compositor revelación del año pasado, Klaus Badelt, después de sorprendernos con La máquina del tiempo (uno de los mejores trabajos del 2002) y casi-mantener el nivel con K-19. The Widowmaker, ha creado un score muy al estilo MediaVentures (por algo forma parte de esta “escuela de músicos”) lleno de fuerza y temas de acción. La gestación de esta composición ha sido bastante compleja, así que vayamos por partes.
El proyecto musical inicial de Pirates of the Caribbean. The curse of the Black Pearl fue puesto en manos de Alan Silvestri, compositor que ya había trabajado en dos ocasiones con el director de la cinta, Gore Verbinski (Un ratoncito duro de roer, The Mexican). La alta calidad de estos dos trabajos y la maestría de Silvestri prometían un score de aventuras magnífico. Sin embargo, por causas aún desconocidas, Silvestri fue sustituido por Hans Zimmer, el cual contaría con poco tiempo para realizar la música de la película así que tendría que recurrir a la ayuda de alguno de sus colaboradores de MediaVentures. Por cierto, que Silvestri recicló el material que ya tenía compuesto para Pirates of the Caribbean. The curse of the Black Pearl y lo ha utilizado para su siguiente trabajo, Tomb Raider. La cuna de la vida (y los que lo han oído dicen que está muy bien). El caso es que tratándose de una producción Jerry Bruckheimer, es casi normal que al final se optara por utilizar música de los chicos MediaVentures, que es lo que viene siendo habitual las producciones de este señor. Al verse Zimmer desbordado de trabajo con Matchstick Men, de Ridley Scott, y El último samurái, de Ed Zwick, delegó toda la responsabilidad de Pirates of the Caribbean. The curse of the Black Pearl en su pupilo Klaus Badelt, que ya había demostrado ser suficientemente capaz de abordar un trabajo importante con garantías. Y esta es la historia de este trabajo musical.
Es éste un trabajo que, para estar compuesto en poco tiempo, resulta bastante efectivo (y efectista) y posee algunos puntos a favor pero del que se esperaba más. Nunca sabremos que hubiera sido de él si lo hubiera compuesto Silvestri o un Badelt con un poco más de tiempo… aunque seguramente sería algo mejor.

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